Una vejez saludable y funcional, ¿cómo lograrlo?

La salud, según lo define la Organización Mundial de la salud (OMS) es “el estado de completo bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de enfermedad”, esta definición pretende demostrar que salud y enfermedad, son contrarias y que no solo existe una forma de salud (la física) sino que también está acompañada de otras áreas (mental y social). Pero, para tener salud, debemos tener vida y al vivir, debemos tener independencia para movernos y relacionarnos en un espacio: medio ambiente y todos sus componentes; con libertad física y conscientes de que las acciones generan una consecuencia.

¿Se puede envejecer de manera saludable? 

Esto se responde desde la perspectiva individual, porque depende de las vivencias de cada persona. En el continuo de la vida, llamada curso de vida saludable, desde que fuimos creados, heredamos una carga genética de cualidades positivas o negativas (enfermedades), adquirimos habilidades y capacidades en nuestro desarrollo, que nos permiten realizar y fortalecer hábitos y estilos de vida favorables o no para nuestra salud; además, hay que agregar  que, según el contexto histórico, los riesgos para la salud a los que nos hemos expuesto y  el acceso a los servicios de salud, tendremos un resultado saludable o no en nuestra vejez.

Por ello, la OMS define el envejecimiento saludable, como “un proceso continuo de optimización de oportunidades, para mantener y mejorar la salud física y mental, la independencia y la calidad de vida” a lo largo de nuestra existencia.  Esto nos daría la respuesta que un envejecimiento saludable si es posible, siempre y cuando, mantengamos acciones, a lo largo de nuestra vida para prevenir, manejar y rehabilitar cualquier tipo de problema en salud física, mental y social que esté a nuestro alcance.  

En El Salvador, la persona adulta mayor, es aquella que tiene 60 años y más, según la Ley Especial para la Protección de los Derechos de la Persona Adulta Mayor; esta es una definición cronológica pero que no nos dice, el estado de salud. Según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de El Salvador del año 2022, el 12% de la población es adulta mayor y de estos, el 8%, requieren de atención para su auto cuidado, sobre todo, por aquellas enfermedades que disminuyen la independencia de las personas: déficit visual, problemas de movilización y deterioro cognitivo. Sin embargo, la mayoría son personas independientes.

¿Por qué pensamos que no queremos envejecer?, porque creemos que al envejecer, no seguiremos siendo productivos a nosotros mismos, a la familia, a la sociedad; esta forma de pensar, se llama edadismo, es una manera de discriminación, rechazo y estigma por la edad, que puede conducir a  una salud física y mental más pobre, aislamiento social, muertes tempranas, reduce la calidad de vida de las personas; según consta en el Informe Mundial del Edadismo, esto produce que se reduzcan las oportunidades para garantizar la salud, bienestar y dignidad de las personas adultas mayores.

Entonces, ¿qué es la salud para una persona adulta mayor?, son todas aquellas acciones que me permitan mantenerme activo, funcional e independiente en todas las esferas de la vida y si no es en todas, en la mayoría.

¿Qué significa funcional?, que tenga independencia para realizar mi autocuidado, mi relación en mis actividades de la vida diaria, con mi familia, con mis amistades o personas que viven alrededor mío y, además, que tenga la autonomía para tomar mis propias decisiones.

¿Qué hacer para lograr un envejecimiento saludable?

La OMS ante los reportes de incremento de enfermedades crónicas (hipertensión, diabetes, lipemias, malnutrición) que pueden originar aumento en discapacidades visuales, auditivas y motoras, sugiere la realización de 10 hábitos de vida saludable, que deberíamos aprender y hacerlos parte de nuestra vida desde la infancia; sin embargo, nunca es tarde y no importa la edad que tengamos, siempre podemos mejorar algunos aspectos de nuestra salud, estoy segura, que ya lo han leído o escuchado, ¿qué esperan  para ponerlos en acción? Otras situaciones dependen de las políticas públicas de cada país: el acceso a los servicios de salud, agua potable, educación, acceso a alimentación, trabajo y pensiones dignas pero lo que está en nuestras manos, debemos realizarlo.

A esto se le llama “nueva longevidad”, es decir, a todas las acciones que promueven una vejez funcional, sana, digna.

1.    Mente activa: estudiar, leer, aprender nuevas cosas, mantener y hacer nuevas relaciones sociales, realizar pequeñas listas para estimular la memoria.

2.    Alimentación: evitar azúcares refinados, bebidas embotelladas, disminuir grasas y sal. Tomar agua para hidratarnos, mantener un peso saludable con alimentación balanceada.

3.    Actividad física: realizar ejercicio al menos 15 minutos, 3 veces a la semana, es el mínimo requerido para mantener la flexibilidad de las articulaciones, la fuerza y masa muscular. Siempre de la mano de su médico puede considerarse el mejor ejercicio a realizar, adaptado a nuestras condiciones físicas e ir incrementado la intensidad para evitar lesiones.

4.    Adicciones: evitar el cigarro (incluye el vapeo) y narcóticos, disminuir o eliminar el alcohol, restringir sustancias estimulantes como café, chocolate o té en la tarde, que pueda interrumpir el sueño.

5.    Sueño:  lograr un sueño reparador de 6 a 8 horas, es posible, evitando siestas largas en la tarde, no comer en exceso a altas horas de la noche, no beber muchos líquidos antes de ir a la cama, evitar las pantallas de celulares o computadoras, ya que alteran el ciclo sueño-vigilia.

6.    Salud bucal: cepillado dental, al menos 3 veces al día, visita al odontólogo al menos 1 vez al año.

7.    Cuidados de la piel: protectores solares, lentes de sol, sombrero en cualquier actividad al aire libre. Evitar baños con agua caliente, usar jabón neutro y utilizar crema hidratante, sobre todo en las personas adultas mayores.

8.    Vacunación: las vacunas no son exclusivas de la niñez ni por la COVID-19. Debemos actualizar nuestra cartilla de vacunas en la adultez: influenza, tétanos, neumococo, hepatitis.

9.    Salud sexual: evaluación ginecológica anual para todas las mujeres y urológica, para el hombre a partir de los 40 años.  Hábitos y prácticas de sexo seguro.

10.  Control médico: al menos 1 vez al año debe tener revisión oftalmológica, auditiva, toma de presión arterial, perfil metabólico (glucosa, colesterol, triglicéridos, creatinina) y en personas mayores perfil tiroideo.