La era digital y los cambios en el cerebro de los niños.

La denominada era digital, se refiere a la época actual que ofrece un espacio virtual conocido en general como internet. Este espacio se caracteriza por la velocidad de las comunicaciones, que ha transformando el entorno en el que vivimos, por tanto, influye en el desarrollo del cerebro humano.

Las nuevas tecnologías, incluyendo los teléfonos celulares y los dispositivos con pantallas interactivas, han sido incorporadas a la vida diaria de los niños y es así, que se ha documentado que desde 1970 al 2015, la edad media a la cual los niños empezaban a interactuar con pantallas se ha trasladado desde los 4 años a los 4 meses; lo cual sociológicamente nos ha transformado de inmigrantes digitales a nativos digitales.

Inmigrantes digitales: personas que nacieron antes de los años ochenta y que han tenido que aprender a usar los medios digitales, proviniendo de un mundo analógico de información.

Nativos digitales: la generación de niños que nacieron con la presencia de internet, de tecnología y de dispositivos. Un término que fue acuñado por Marc Prensky en 2001 para referirse a quienes nacieron en medio de la cultura tecnológica.

Los que pertenecemos a la era de inmigrantes digitales nos hacemos a menudo las siguientes preguntas respecto a los nativos digitales:

1.       ¿Piensan diferente?

2.       ¿Su cerebro es diferente?

3.      ¿Siguen siendo útiles los métodos “clásicos” de enseñanza en los primeros años de vida?

Para reflexionar sobre las preguntas anteriores, es fundamental recordar lo siguiente:

En general la evolución y madurez neuronal depende de dos grandes elementos:

1-  La genética.

2-  El ambiente: lo que incluye a factores nutricionales, emocionales, socioeconómicos y actividad física; lo anterior era así hasta hace 30 años aproximadamente, sin embargo, actualmente uno de los factores protagonistas en el ambiente son las múltiples herramientas digitales que acompañan al ser humano desde antes de su nacimiento.

Aun cuando estamos rodeados de tecnología digital, está demostrado que el proceso de enseñanza aprendizaje, sobre todo en los primeros años de vida, necesita de la interacción e integración de los múltiples estímulos sensoriales (tacto, olores, gestos, caricias, movimientos, sentimientos, etc.); por tanto, sigue y seguirá siendo fundamental la herramienta milenaria que nos ha permitido llegar hasta donde estamos: la interacción humana. Lo anterior, está fundamentado desde el punto de vista neurocientífico, a continuación se citan algunos argumentos al respecto:

–          Para los niños menores de 2 años de edad, su comprensión del contenido de las pantallas bidimensionales es limitado, aun cuando las luces y sonidos atraen su atención.

–          Los lactantes pueden imitar y repetir acciones realizadas por una persona en una pantalla o imitar sonidos del lenguaje a partir de videos, pero no aprenden nuevos conocimientos (por ejemplo: nuevas palabras o resolver rompecabezas) cuando tienen menos de 30 meses de edad.

–          En esta edad (menores de dos años), el control atencional y el pensamiento simbólico son demasiado inmaduros para los niños, como para ser capaces de transferir el conocimiento desde las pantallas a la vida tridimensional.

–          Los niños menores de 2 años de edad necesitan, para avanzar en su desarrollo, explorar con sus manos e interactuar socialmente con cuidadores con quienes tengan confianza para desarrollar sus habilidades motoras, del lenguaje, cognitivas y socioemocionales.

A menudo escuchamos la expresión: “el niño es bien inteligente, no tiene un año y ya maneja bien el celular”, efectivamente lo maneja de forma intuitiva, pero no de forma racional (sigue un patrón de secuencias, pero no de análisis); lo cual no está del todo mal, pero no es la forma correcta para desarrollar y madurar el cerebro de forma integral. 

Por lo anterior, la recomendación general de la OMS (Organización Mundial de la Salud) es que antes de los 2 años de edad se evite la interacción con los instrumentos digitales, y a partir de los dos años hacerlo de forma racional y el menor tiempo posible cada día (como máximo una hora diaria). Pero, ¿es una indicación absoluta o relativa? Lo que se recomienda es que los niños no permanezcan solos ante los medios digitales y, además, evitar el tiempo excesivo, por tanto: el principal factor que facilita el aprendizaje a partir de los dispositivos electrónicos en los niños pequeños es la participación de los padres mirando con ellos; evidentemente tiene que ser una información digital educativa para los niños. Hay que reenseñarles el contenido y permitirles transferir lo aprendido en 2-D a su mundo 3-D (flexibilidad cognitiva).

Múltiples estudios de grandes densidades poblacionales han demostrado que a menor edad de inicio de uso de medios electrónicos, un mayor tiempo dedicado a mirar televisión en la infancia temprana y programas de entretenimiento en lugar de educativos está directamente relacionado con: retrasos en las habilidades cognitivas, del lenguaje y sociales/ emocionales.

Inversamente a lo que se piensa, en la actualidad, los hijos de las familias con menos recursos socioeconómicos son los que más tiempo pasan al frente de un dispositivo digital.

Estas asociaciones probablemente estén relacionadas con una menor interacción entre los padres y los hijos, así como con menor tiempo destinado a otras actividades, incluyendo actividades motrices.

Es importante explicarles claramente a los padres que las habilidades del pensamiento más complejo y las funciones ejecutivas esenciales para los logros escolares, tales como: la persistencia en la tarea, el control de los impulsos, la regulación emocional, y el pensamiento creativo y flexible, se enseñan mejor a través del juego social y no estructurado (no digital), así como a través de la interacción apropiada entre padres e hijos.

En resumen, la era digital es el presente y el futuro, pero los métodos “tradicionales” de enseñanza/aprendizaje deben perdurar integrados con lo digital. Los niños necesitan de la integración de todos los sistemas sensoriales para aprender, lo cual, a día de hoy, las herramientas digitales por sí mismas no lo pueden proporcionar. Sigue siendo útil (y esperemos que perdure), la calidad y cantidad de tiempo que los adultos dediquemos de forma directa a los niños para un desarrollo integral de sus habilidades cerebrales, y, de esta manera vivir en una era digital humanizada.

Dr. Carlos Ignacio Ortez González. Neurólogo pediatra.