Los jóvenes y el ejercicio en la era digital.

No solo la tecnología es la responsable.

Para nadie es secreto que, desde unos años para acá estamos viviendo bajo una revolución tecnológica que ha venido a sacudir nuestro mundo, a cambiar la forma en la que vemos la educación, la economía, las relaciones e incluso, la salud; y es de este último que quisiera partir para desarrollar este artículo.

Tengo 19 años y he estado relacionada, de alguna u otra manera, toda mi vida con el ejercicio y la actividad física. A la edad de 13 años comencé a practicar vólibol, actividad que realicé por alrededor de 6 años; iba a mis entrenos, realizaba mis ejercicios y trataba de llevar un estilo de vida saludable, algo esencial tanto para un atleta como para cualquier ser humano. Luego, llegó la pandemia y junto a ella, el cierre de los lugares de entrenamiento.
Dejé de entrenar vólibol, y lo cambié por una rutina de ejercicios de YouTube. Fue así como comencé a ver una arista de la incidencia de la tecnología en la salud. Sé que no fui la única que adoptó ese método para ejercitarse, y muchos más, sé que no fui la única joven que lo hizo.
Muchos de nosotros, muchísimos más en el punto más agudo de la pandemia, anhelábamos un cambio en nuestra vida, un cambio en nuestra salud y por qué no mencionarlo, en nuestro aspecto físico. Empezamos a tomar rutinas, consejos, ejemplos de redes sociales y comenzamos a querer parecernos cada vez más a los influencers, modelos y atletas que veíamos en redes sociales.

“Puede suponer un peligro si alguien está buscando cuándo es el mejor momento para causarnos algún tipo de daño” (Josep Albors).


Esta frase representa perfectamente la relación entre las redes sociales, la tecnología y el ejercicio. Al ponerme a analizar tanto mi experiencia como mi alrededor y mis amistades, me doy cuenta que existen tres factores de la salud, tanto física como mental, que pueden estar afectando el uso de las redes sociales para ejercitarnos.

En primer lugar, la imagen corporal. Estamos viviendo sobre la figura de una cultura fitnes como el estilo de vida perfecto, y no es que esté totalmente mal consumir ese tipo de contenido; pero, si considero que un consumo irresponsable e inconsciente puede llevar a que cada vez más jóvenes tengan una imagen distorsionada de sí mismos, objetivos inalcanzables y una obsesión excesiva por su peso corporal.

En el año 2022, la Universidad de Vermont dirigió un estudio llamado Weight-normative messaging predominates on TikTok, en el cual se tomaron la tarea de analizar los hashtags colocados en las publicaciones de “consejos fitnes” en Tiktok, con el objetivo de demostrar la incidencia que estos tenían en los jóvenes. Según, Lilly Pope, dietista de la Universidad de Vermont asegura que en TikTok, específicamente, se difunde información y se promueven conductas que pueden propiciar una “visión deformada” de la salud y de su cuerpo en los jóvenes.

En segundo lugar, la asistencia profesional. El verdadero problema entra cuando personas con poco o cero conocimientos en salud comienzan a dar consejos y directrices sobre rutinas de ejercicios a seguir. Quiero aclarar que no es esencial ser un profesional para comenzar a ejercitarnos y a cambiar nuestra vida; sin embargo, es importante tener en cuenta que, al decidir seguir rutinas de aplicaciones, redes sociales, etc., tenemos que ser conscientes que no son profesionales y que es indispensable tener un filtro personal para evitar lesiones y recordar que cada uno de nosotros es un cuerpo diferente que se adapta a necesidades distintas.

Y, en tercer lugar, la autoestima. Deseo partir con el hecho que, el ejercicio no solo debe convertirse en un medio para mejorar el aspecto físico, sino que debe ser un elemento esencial para nuestro desarrollo integral como personas. Con eso aclarado, siempre es importante recordar que como jóvenes estamos constantemente luchando con la comparación social, que, en beneficio de nosotros, puede funcionarnos como motivación; no obstante, un mal uso de la tecnología puede llevar a que esa comparación se convierta en una obsesión y que por más que nos ejercitemos, nunca alcancemos el físico que el “influencer” muestra. A partir de eso, como jóvenes, podemos llegar a tener una baja percepción de nosotros mismos y puede llevarnos a no solo problemas físicos, sino también psicológicos, como la depresión, el aislamiento social y la baja autoestima.

Si bien, en este artículo me enfoqué en los problemas que podía traer el uso de la tecnología en la realización de ejercicio físico, es necesario aclarar que busco referirme al uso incorrecto de las herramientas que ella nos brinda. No se trata de un asunto de blanco y negro, se trata de hacer un manejo adecuado. En mi experiencia, he encontrado información muy útil en las redes sociales sobre ejercicio y posteriormente, las he consultado con mi nutricionista o muchas veces, no tenemos la posibilidad de ir a un gimnasio, y nos resulta mucho más fácil ejercitarnos en casa con YouTube. Con esto quiero decir que es necesario que busquemos formas para sacar lo útil de este mundo globalizado y desechar lo peligroso, para así entender que no solo la tecnología es la responsable.

Camila Chávez. / Estudiante de Ciencias Jurídicas.