La pandemia me dio una oportunidad que no me esperaba

La situación actual en la que nos encontramos debido al COVID-19 nos ha traído, de diferentes maneras, muchos retos y grandes cambios en nuestra forma de hacer las cosas. Desde el trabajo, los estudios, las maneras de comunicarse y nuestras rutinas. Acoplarnos a estos cambios ha sido algo necesario y ha requerido de mucha creatividad de nuestra parte.

Para mí fue especialmente difícil, así como me imagino que para muchos más, el no poder salir para ver a mis amigos y amigas, ya sea en la universidad, en el voluntariado o en los scouts. Principalmente esta última.

Desde que entré al movimiento, los sábados siempre han sido para mí de los scouts. En esas reuniones nos encontrábamos con nuestros amigos y amigas que no habíamos visto en toda la semana, nos reíamos, nos divertíamos, era también una forma para despejarnos de la carga de la semana. Por eso creo que a todos nos entristeció bastante el saber que no podríamos reunirnos ni realizar actividades presenciales por varios meses.

Debido a las medidas de distanciamiento, por un tiempo, tampoco pudimos realizar actividades de servicio y los proyectos se veían aún más lejanos. En los scouts uno de los lemas que más tenemos presente es el de “servir”, es algo que nos promueven desde pequeños para que luego, cuando ya nos encontremos en la rama Rover (la última rama en la que podemos estar) nosotros mismos seamos los que organicemos esos servicios y proyectos.

Hace falta explicar que los proyectos buscan tener un impacto más grande que los servicios; un servicio puede ser llevar víveres a una comunidad, mientras que un proyecto puede ser crear una biblioteca para esa comunidad. El proyecto busca dejar una huella duradera para las personas a las que va dirigida.

La mayoría de estas actividades buscan ser presenciales, nosotros vamos a ayudar a un lugar, a una comunidad, a un colegio y así, por lo que no veíamos posible realizarlas con las medidas de distanciamiento y protección que debíamos tener, pero logramos continuar con las actividades de los sábados. Las personas que se encargaban de organizar la reunión de cada sábado se fueron ingeniando nuevas actividades que podríamos realizar desde la virtualidad, que nos permitieran seguir reuniéndonos, aprendiendo y manteniéndonos conectados a pesar de la distancia.

Pronto, nos dimos cuenta de que, utilizando los recursos que poseíamos, podíamos adaptar nuestras actividades scout a esta nueva forma de interactuar. De ahí fue naciendo la iniciativa del proyecto que hemos creado.

La idea primero comenzó como un conjunto de charlas. Algo de lo que nos hemos podido dar cuenta durante este año es la importancia del cuido de la salud física y mental. Por eso, mi primera idea fue darles charlas sobre estos dos temas a los miembros de nuestra rama, para que pudieran conocer más sobre cómo pueden cuidarse y, al mismo tiempo, crearles una conciencia sobre esto. Así fue como le escribí a Carlos, ya que estudia nutrición y sabe mucho sobre la salud física, también porque ya había expresado su interés en hacer charlas que giraran en torno a temas de la salud; le propuse la idea y de ese modo fue como todo comenzó.

Empezamos a darle forma y vimos que había otras áreas sobre las que podríamos enseñarles a los demás, coincidimos que eran áreas que no son tocadas a profundidad en la educación académica básica. Así fue como terminamos con cuatro temáticas finales: salud mental, salud física, economía y diseño. Con esas cuatro áreas buscábamos proporcionarle a los jóvenes conocimientos básicos que les permitieran desarrollar habilidades que luego pudieran aplicar en su vida pero, nos dimos cuenta que así como podrían serles útiles a las personas de nuestro grupo, también podrían serlo para jóvenes y adultos externos a él, por lo cual decidimos abrirlo a todo público.

Así fue como comenzamos. En todo el proceso, nos hemos podido dar cuenta que la virtualidad nos facilitaba más el realizarlo, ya que no necesitábamos de un lugar físico en donde realizar el evento, basta con compartir un link en donde las personas se pueden conectar el día y la hora programada; también la comunicación se vuelve más inmediata, ya que pudimos crear grupos de WhatsApp en los cuales no solo informamos de cada actividad, sino que también interactuamos con los participantes, en donde compartimos nuestras experiencias aplicando los consejos o las herramientas que se les van dando en cada charla.

Tanto Carlos como yo podemos decir que este proyecto nos ha sorprendido de formas que no esperábamos. El gran interés que las personas han mostrado, la participación activa que hemos tenido en las charlas, el sentido de comunidad que se ha creado en cada grupo y cómo las personas incluso se han animado a compartir sus experiencias con los demás. Tampoco podría faltar mencionar el haber realizado un vídeo en vivo para CCM, al igual que escribir estos blogs que nos han permitido compartirles nuestra experiencia a más jóvenes para animarlos a tomar acción en sus vidas.

He escuchado de muchas personas el comentario de que todo se ha detenido este año, como que el 2020 ha sido un año perdido, pero creo que eso depende de cada uno de nosotros. Pienso que las oportunidades las tenemos, aun donde menos creemos encontrarlas, ahí donde parece que nada se puede hacer, es donde la creatividad puede crear algo. No es necesario realizar algo gigantesco, con miles de personas, puede comenzar con su grupo más cercano, aun, puede comenzar solo con ustedes. Puede ser un proyecto, una nueva meta, un nuevo conocimiento; algo que les llamé la atención, les interese y, mejor aún, les apasione. Creo que tenemos el poder de detenernos y decidir a dónde queremos que nos lleve la corriente; solo tenemos que dar ese primer paso.