Salud mental, mi yo real y el de las redes.

Las redes sociales forman parte de nuestra rutina diaria, algo que hace tan solo unos años era impensable. Millones de usuarios cuentan con un perfil en Facebook, Twitter, Instagram y otras plataformas. Todas ellas dirigidas a un determinado público activo en internet (en su mayoría jóvenes), interesados en mantener contacto con sus amigos, conocer gente nueva, encontrar y compartir contenidos interesantes, entre otras cosas.  

Las redes sociales son una fuerte influencia y, además, invitan a cada uno a participar activamente en ellas. Es ahí donde construimos y enseñamos al mundo la persona que queremos ser, y, todavía más importante, la persona que queremos que los demás crean que somos.

No negaremos los muchos aspectos positivos que tienen las redes sociales, son de sobra conocidos por todos, pero debemos ser conscientes de las “reglas del juego” en el que todos participamos.

Es importante, cuestionar el origen y la validez de lo que nos encontramos en las redes sociales si no queremos comprometer nuestra autoestima y nuestro bienestar mental, ya que; el filtro, mediante el que solo nos muestran aspectos positivos, hace que tengamos la creencia errónea de que la vida de otras personas es mucho mejor que la nuestra.

Incongruencia entre el yo real y el yo ideal.

Aunque apenas nos damos cuenta, invertimos mucho de nuestro tiempo en el perfeccionamiento de nuestra «ciber-identidad», nuestros perfiles en las redes sociales suelen ser poco realistas, ya que vivimos condicionados a proyectar lo mejor de nosotros mismos hacia los demás y no podemos evitar ser influenciados por las proyecciones que los demás hacen, lo que nos lleva a preguntarnos:

¿Utilizar las redes sociales afecta nuestra autoestima y autopercepción?

El uso de las nuevas tecnologías parece idealizar un patrón de mujer y hombre perfectos, una vida perfecta; creada en un perfil social, afectando la percepción de nuestra autoimagen y aumentando así el riesgo de tener baja autoestima; ya que cuando no alcanzamos nuestras esperanzas y  deseos, somos vulnerables a sentimientos de desánimo, desapego e insatisfacción.

“El uso de las nuevas tecnologías parece idealizar un patrón de mujer y hombre perfectos, una vida perfecta; creada en un perfil social, afectando la percepción de nuestra autoimagen y aumentando así el riesgo de tener baja autoestima; ya que cuando no alcanzamos nuestras esperanzas y  deseos, somos vulnerables a sentimientos de desánimo, desapego e insatisfacción”.

Carl Rogers fue un psicólogo humanista que teorizó que el “yo real” y el “yo ideal” son términos que se utilizan para describir los dominios de la personalidad. El yo real es quien soy, y, el yo ideal es quien quiero ser.  El grado en que los dos “yo” son congruentes es igual al grado de paz mental. Si nuestra forma de ser no está alineada con cómo queremos que sea, nos provocará angustia. Cuanto mayor sea el nivel de incongruencia entre el yo ideal y el yo real, mayor será el nivel de ansiedad resultante.

Síndrome del pato de Stanford.

Los adolescentes que han creado personajes idealizados en internet también pueden sentirse frustrados y deprimidos por la brecha entre quienes pretenden ser en línea y quiénes son realmente; además, su autoestima depende de las respuestas que reciban a sus interacciones: si reciben comentarios positivos, tienen una falsa sensación de seguridad en sí mismos; en cambio, si las reacciones son negativas la sensación es contraria, debido a la posibilidad de editar sus vidas, y sus publicaciones dando la apariencia que están teniendo “el mejor día de su vida todo el tiempo”; mientras que, los esfuerzos, las dificultades y aspectos meramente ordinarios de la vida cotidiana son ocultados[1].

Y, es aquí donde podemos destacar el “síndrome del pato”; el cual, aunque no es un diagnóstico formal de salud mental, se ha descrito como la situación en la que el individuo se ve completamente tranquilo en un nivel superficial; cuando en realidad, está tratando frenéticamente de mantenerse al día con las demandas de su vida y aparentar algo que no es para recibir aprobación[2].

No debemos olvidar que lo que se nos muestra en las redes, muchas veces no corresponde con la realidad sino con lo que sus usuarios desean mostrar: vidas de ensueño, cuerpos perfectos, negocios de éxito. Al asumir que todo ello es real podemos sentir que somos insuficientes y caer fácilmente en la dinámica de compararnos con los demás.

Cuando las redes nos alimentan constantemente con imágenes de personas perfectas con vidas perfectas, disminuye nuestra autoestima. Crea una cantidad poco saludable de comparación y competencia. Una persona que ya está luchando contra la baja autoestima sentirá que está viviendo una vida por debajo del promedio después de ver a otros viviendo “su mejor vida”.

Cabe destacar que las redes sociales en sí mismas no son la raíz de la depresión y la ansiedad. Los problemas surgen cuando nos dejamos llevar, haciendo de ellas una realidad con estándares imposibles de cumplir, más aún, si están cerca de casa, y dichos estándares no los establecen celebridades y modelos; sino compañeros de clase y amigos.


[1]Redes sociales y baja autoestima.

Cómo pueden los padres ayudar a que los niños resistan la presión ejercida por las publicaciones estratégicamente editadas de las redes sociales. Expertos clínicos: Jill Emanuele, PhD, Gabriela Fiszbein, LCSW.

[2] Autor médico: Roxanne Dryden-Edwards, MD Editor médico: Melissa Conrad Stöppler, MD. Síndrome del pato: síntomas de salud mental y definición (medicinenet.com).

¿Cómo minimizar los efectos negativos del uso de las redes sociales?

Como podemos observar, a pesar de que no tenemos evidencia concluyente de que el uso de las redes sociales en realidad cause depresión, sí tenemos muchas señales de advertencia de que puede estar afectando negativamente a niños y jóvenes; por lo que, es importante que los padres se comuniquen regularmente con sus hijos sobre su uso, para asegurarse de que sea positivo y saludable.

De igual manera, es conveniente estimular a los hijos a participar de la interacción social fuera de línea en actividades que los ayuden a desarrollar su identidad y confianza en sí mismos. Recordemos que estar atento a los síntomas de ansiedad y depresión nos permitirá buscar ayuda oportuna cuando sea necesario.

Dra. Jenny Margarita Leiva Escobar. \ Médico general, clínica de Atención Especializada en Violencia, FOSALUD.