Caries infantil, ¿relacionada con la dieta obeso génica?

El buen desarrollo del niño comienza desde sus primeros mil días. Es decir, desde su concepción, hasta los dos años de vida. Este período es una “ventana de oportunidades”, en donde la madre es la principal protagonista; ella tiene la capacidad de adoptar prácticas saludables que influirán grandemente en la vida de su bebé. Para ello, es importante que todo el equipo médico que esté en contacto con esta futura mamá, sepa orientarla y capacitarla; proporcionando información sobre una dieta debidamente balanceada.

Durante la vida intrauterina, el feto es capaz de identificar sabores a través del líquido amniótico, esta experiencia gustativa continuará durante toda su lactancia materna. La percepción de estos sabores le ayudará a acostumbrarse a los alimentos que experimentará en poco tiempo, durante su fase de alimentación complementaria, guiándolo también a las preferencias alimenticias que adoptará en el futuro.

La dieta de la madre durante la gestación y la fase de lactancia materna, debe ser saludable, rica en frutas y verduras, eliminando o reduciendo el consumo de azúcares libres.

Los azúcares libres son azúcares añadidos a los alimentos por el fabricante, establecimiento o el consumidor. Dentro de los azúcares libres también están incluidos los azúcares presentes de forma natural en la miel, jarabes y jugos de frutas; por lo que, se vuelve importante preferir consumir la fruta entera y no su jugo, pues de esta forma se modifica el aporte de nutrientes tanto en cantidad como en la calidad.

El exceso de azúcares libres en la dieta, es un factor que contribuye a enfermedades no transmisibles tales como la caries dentaria, la obesidad y el desarrollo de diabetes tipo II en niños y adultos.

La evidencia demuestra que los bebés alimentados con fórmulas infantiles a base de leche de vaca durante los primeros días de vida, se relacionan con preferir cereales dulces, salados y ácidos, pues son sabores semejantes a los componentes de la fórmula.

Por otra parte, diversos estudios confirman que los bebés amamantados exclusivamente durante sus primeros seis meses de vida, por una madre con una dieta saludable, aceptan mejor las frutas y verduras cuando son introducidas en la infancia.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda tanto a adultos como a niños, reducir a menos del 10% el consumo de azúcares libres en el total de calorías diarias, con el fin de disminuir la incidencia de estas enfermedades no transmisibles; mientras que, la Asociación Americana del Corazón, sugiere que el total de calorías ingeridas diariamente por un niño de dos a tres años de edad debería ser aproximadamente de 25 gramos de calorías de azúcar, lo que representa, 3 cucharadas o 2 a 3 galletas rellenas, esto tanto para su nutrición como para su salud dental.

Se ha demostrado que existe una relación estrecha entre la obesidad y las caries, se cree en la hipótesis de factores causales comunes como una dieta rica en azúcares y carbohidratos refinados.

Desde que el niño nace, debemos orientar a sus padres a implementar una dieta saludable, enfocándose en la motivación de la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de vida; evitar el azúcar antes de los dos años de edad e iniciar una alimentación complementaria a base de preparaciones con productos frescos, como hortalizas, legumbres, frutas, queso, leche, huevos, carnes magras, pescados; así mismo, cocinarlos de manera saludable para que mantengan la mayor cantidad de nutrientes y no facilitar a los niños productos con alto contenido energético y ultra procesados, como galletas o snacks salados o azucarados, cereales endulzados para el desayuno, embutidos, salchichas, frituras, aderezos, gaseosas y otras bebidas dulces; además, este tipo de meriendas generan un aumento en el peso.

Es importante destacar, que la alta frecuencia de ingesta de azúcares libres, acompañado de una higiene deficiente, generan las condiciones ideales para el desarrollo de la caries dental; por ello, es fundamental tener una dieta adecuada, acompañada con un correcto cepillado de dientes, utilizando una pasta de al menos 1450 ppm de flúor desde que aparece el primer diente del bebé.

Como odontopediatra aconsejo a los padres, limitar la frecuencia en el consumo de azúcares libres y procesados en la dieta diaria de sus hijos, acompañar con una adecuada higiene bucal y visitas odontológicas por lo menos cada 4 meses.

Únicamente teniendo una educación de prevención, padres y niños en dieta, higiene bucal y controles odontológicos tempranos y regulares, lograremos conseguir un futuro libre de caries.

Dra. Carolina Lisseth Ciudad Real de Escobar. Doctora en Cirugía Dental.