Súper estímulos y tú salud
Es muy común que en las primeras horas de la mañana comencemos a preocuparnos por lo que debemos hacer ese día, lo que olvidamos el día anterior, lo que debemos hacer en los próximos días o en las próximas horas, y en este tiempo podemos olvidarnos de nuestra salud. Nos dejamos consumir por las actividades diarias y si no sabemos manejar nuestras emociones ante nuestro entorno podemos caer fácilmente en el estrés, el cual puede llevarnos a tomar decisiones diferentes a las acordadas en nuestro plan de salud y no necesariamente las mejores para nuestro cuerpo; es por eso que un buen manejo de las emociones nos permitirá mantener la claridad ante las situaciones, y a no olvidar que no se trata de metas o de pesos ideales sino de estilos de vida.
Aunque muchos creen que la salud es un tema de sentido común, hasta que no entramos en ese mundo no nos damos cuenta de todas las cosas a las que nos enfrentamos diariamente y les restamos importancia. Constantemente, somos bombardeados por mensajes, ofreciéndonos soluciones rápidas o mágicas, dietas milagrosas sin previa entrevista médica, y en internet podemos encontrar mil y un bloques de información que lo único que logran es desinformarnos en nuestro afán de no disfrutar el camino y solo pensar en el resultado.
Nos enfrentamos a la prisa con la que nos manejamos en la vida, aquí vienen las urgencias y las tareas en la que nos sumergimos, de pronto ya no nos quedó tiempo de tomar nuestros alimentos o se nos pasó la hora y terminamos priorizando de forma incorrecta, no tomando las mejores decisiones con la alimentación; porque vivimos en una sociedad en donde una comida chatarra es más accesible que una comida balanceada, no solo en lo económico sino también con la ubicación. Creo que todos tenemos un lugar de comida rápida más cerca que las opciones balanceadas; el corto tiempo a veces no nos permite poder preparar alimentos cocinados por nosotros mismos, que son los mejores para asegurar que estamos consumiendo solo lo mejor.
Para continuar hablando de las consecuencias de un día muy ocupado, una semana muy ocupada y estresante, también vamos a tener nuestra energía agotada y es muy común querer premiarnos por ello; pero lo solemos hacer con opciones poco saludables, además el premio puede ir acompañado de un día con poca actividad física cuando el verdadero premio para nuestro cuerpo es consentirlo con ejercicio y alimentos balanceados.
Creemos que la alimentación y el ejercicio son trabajo y no convicción, por eso podemos llegar a sentirnos agotados de esa rutina e ingenuamente darnos un descanso desmedido y poco controlado. Algunos días el estrés nos va a ganar, lo importante será no darle demasiado tiempo ni espacio a esos sentimientos, sino en cuanto podamos, retornar a la vida que sabemos que es mejor; debemos manejar este concepto con cuidado porque un balance es necesario, lo importante es que tengamos más comidas saludables y que nuestros “premios” no sean tan frecuentes o tan cargados.
Las amistades que nos van acompañar en este camino de la buena salud se cuentan con una sola mano porque hemos crecido sin la cultura de los buenos hábitos, es hasta que crecemos y comenzamos a enfrentarnos a las realidades de nuestro cuerpo cuando comenzamos a cambiar todo lo que nos han enseñado; no necesariamente nuestro círculo va a cambiar con nosotros. Hacernos de amistades que nos permitan mantenernos en el camino que hemos elegido será importante no solo para alcanzar nuestras metas sino para disfrutar del camino. Muchos estamos rodeados de personas con realidades fisiológicas diferentes a las nuestras, que podrían llegar hasta presionarnos a situaciones que sabemos que pueden poner en riesgo nuestros objetivos.
Diariamente nos enfrentamos a diferentes estereotipos, que por ser hombres deben comer más, que las mujeres deben ser delgadas con medidas perfectas, que si estás muy flaquito estás enfermo o si estás gordito estás saludable; pero la única persona que puede decidir que es mejor somos nosotros mismos.
Además, tenemos otra idea errónea que solo seremos felices si invertimos nuestro dinero en productos de consumo como ropa, zapatos y el más común en comida, y no necesariamente comida saludable. Hemos restado espacio en nuestro presupuesto para actividades físicas y limitamos el tiempo que le dedicamos a nuestra salud emocional y mental, enfocándonos en actividades estáticas acompañadas de bebidas y comidas cargadas de azúcares que son atractivas a nuestro paladar, pero con poco valor nutricional.
Por otro lado, las mujeres buscamos generalmente vernos bien y preferimos invertir en artículos para cubrir malos hábitos y no es que sea malo invertir el dinero en la imagen, sino que la frase “somos lo que comemos” es real. Preferimos los salones de belleza, las rutinas skincare, el maquillaje, porque nos ofrecen soluciones en un corto plazo; pero olvidamos que debemos cuidar lo que le damos por dentro a nuestro cuerpo, también al hacerlo no solo se va a traducir a un excelente desempeño sino a que nuestro cuerpo hable por sí mismo y aquí está el verdadero secreto.
Lo que me ha funcionado mejor para sobrevivir al constante bombardeo de la sociedad; es en primer lugar, aceptarme con todas mis condiciones, a no pretender ser alguien más que yo misma, a conocer mi cuerpo y aprender a escucharlo, a no olvidarme del balance en las reuniones sociales, a elegir mis entornos siempre que pueda y especialmente, a ser constante y disfrutar el nuevo camino.