El agua, la entrada a la juventud en la edad adulta
En las personas mayores la hidratación debe considerarse como una actividad de índole nutricional esencial, ya que tiene como función llevar distintos compuestos por todo el organismo, ayudar con la digestión y eliminación de residuos, mantener el volumen de la sangre, los electrolitos, la salud de los riñones, mantener humectadas las articulaciones, nariz, boca, piel y, además, equilibra la temperatura corporal. El agua representa 2 terceras partes de la composición corporal total y a medida envejecemos va disminuyendo, de igual forma algunos estímulos como la sed se ven disminuidos haciendo difícil un consumo adecuado de agua; en estudios clínicos se ha evidenciado que entre un 52-92% de los adultos mayores no tiene una correcta hidratación.
¿Cuándo debemos hablar de la importancia de la hidratación?
A pesar de lo importante que es, solo se suele hablar de la hidratación de manera negativa, es decir cuando nos topamos con una deficiencia franca como lo es la deshidratación, muchas veces el agua solo es motivo de conversación en momentos cruciales como las olas de calor. El agua debe ser un tema de base en las atenciones de salud integral.
¿Qué pasa cuando una persona se deshidrata?
El término deshidratación se refiere a la disminución del agua que debe estar dentro de cada célula del cuerpo, cuando una persona se deshidrata su organismo se ve afectado en su apariencia y también en su funcionamiento, se estima que el 1% de los ancianos que ingresan a los hospitales presentan deshidratación, aumentando su riesgo de muerte.
¿Cuáles son algunos signos de deshidratación?
– Boca seca.
– Mareos.
– Somnolencia.
– Presión baja.
– Aumento en los latidos del corazón.
– Disminución en la cantidad de orina.
– Orina oscura.
– Confusión.
– Desmayo y pérdida de la conciencia.
¿Cuánto es la recomendación de agua para cada día?
Se estima un promedio entre 1500-2500 ml por día, este varía según el peso, una fórmula adecuada es 30 ml/kg/día.
Algunos motivos para una inadecuada hidratación son los siguientes:
– Dificultades con la movilidad.
– Necesidad de ayuda para comer.
– Tener problemas del habla.
– Incontinencia urinaria.
– Problemas de memoria.
Recomendaciones para mejorar la adherencia al consumo de agua y prevenir la deshidratación:
La educación es una parte vital desde el punto de los pacientes, familiares y cuidadores, es necesario que el paciente conozca la importancia de la correcta hidratación para el funcionamiento del organismo, los riesgos potenciales de la deshidratación y las estrategias para conseguir un consumo sostenido y adecuado de agua, esta información le coloca en un punto de responsabilidad sobre su salud. Algunas estrategias para el paciente y el personal encargado del cuido son las siguientes:
– Cambio de ropa húmeda frecuentemente.
– Mayor frecuencia de asistencia al baño.
– Ofrecimiento de diferentes bebidas entre las comidas con regularidad.
– Estímulos verbales que motiven a la hidratación.
– Uso de utensilios agradables para beber.
La hidratación como parte del cuidado general es un reto, pero con comprensión, paciencia y amor los resultados se verán reflejados en un mejor estado de salud.
Nubia Guardado de Alfaro. Nutricionista dietista