Salud física, mental y social, completo bienestar.
Estar sano no implica solamente el bienestar físico, sino también social y mental, lo cual nos indica que alguien podría no estar enfermo, y, sin embargo, no gozar de buena salud. Cuando hablamos de saludable, es todo aquello que contribuye a que nos sintamos bien y a conservar este sentimiento consigo mismos.
Muchas veces sentimos que no estamos en nuestras mejores condiciones, pero al momento en que tomamos la valiente decisión de ir donde el especialista (llámese médico, guía espiritual, psicólogo, etc.), nos damos cuenta de que el problema no está en nuestro cuerpo, bueno, no al menos a la vista de todas las personas, pues en ocasiones este se comunica de maneras especiales con nosotros, y hay que saber escuchar estas alertas que nos envía.
Hace poco, reflexionaba sobre algo que me tiene muy indignada, y es que cuando sentimos algún dolor e incomodidad, acudimos al médico (en la mayoría de los casos, cuando no decidimos ser nuestro propio médico y auto recetarnos lo que creemos más conveniente); cuando nos molesta algo relacionado a nuestra higiene bucal, acudimos al odontólogo, pero, ¿qué es lo que pasa cuando tenemos incomodidades con nosotros mismos, con nuestra forma de relacionarnos con los demás, y con esa carga mental que cada quien lleva sobre su espalda?; ciertamente, lo dejamos para después, porque esas son bobadas, y ‘’solo la gente débil es la que no puede soportar un poquito de presión y estrés en su vida’’. No sé si has pensado de esta forma alguna vez, en tal caso quiero decirte que: tus cargas no tienen por qué ser tan pesadas, tus relaciones interpersonales no tienen que ser peores cada día, y lo más importante, tu amor propio no tiene por qué verse afectado por todos los acontecimientos que vives diariamente.
¿Por qué hablo de esto? En tu interior podrías pensar: ‘’no tiene que ver’’, pero, querido lector, las enfermedades no solamente son físicas, y te lo quiero demostrar:
Has escuchado hablar mucho de un término llamado ansiedad, que la definimos como preocupación y miedo intensos, excesivos y continuos ante situaciones cotidianas. También, has oído de la depresión, que se puede describir como el hecho de sentirse triste, melancólico, infeliz, abatido o derrumbado. Estas dos palabras, han tomado mucha fuerza, en cualquier ámbito donde quieras buscar.
Quiero hablarte de una palabra que poco se conoce: somatizar; ocurre cuando el malestar psicológico se expresa a través del cuerpo. Más de alguna vez te ha pasado, tienes un fuerte malestar estomacal, dolor de cabeza o te sientes mareado, te has hecho pruebas clínicas, y pareces estar en perfectas condiciones, pero, tú lo sabes, no estás bien. No nos vamos a engañar, en muy pocas ocasiones has pensado, ¿y si lo que tengo, es mental?; en efecto puede ser así, a veces tu cuerpo está gritando a través de todos esos malestares, y tú muchas veces no quieres escucharlo.
Antes no se creía que la mente y el cuerpo tuvieran algún tipo de relación, y se trataban cada cual, por separado, y este término vino a cambiar nuestra forma de pensar, puesto que ahora sabemos, que no es solo físico.
Síntomas de la ansiedad:
● Sensación de nerviosismo, agitación o tensión.
● Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe.
● Aumento del ritmo cardíaco.
● Respiración acelerada (hiperventilación).
● Sudoración.
● Temblores.
● Sensación de debilidad o cansancio.
● Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual.
Síntomas de la depresión:
● Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o “vacío”.
● Sentimientos de desesperanza o pesimismo.
● Sentimientos de irritabilidad, frustración o intranquilidad.
● Sentimientos de culpabilidad, inutilidad o impotencia.
¿Sabías que las personas que son diagnosticadas con enfermedades graves como el cáncer, enfermedades cardíacas, la diabetes, entre otras, son muy afectadas por estos padecimientos mentales?
Solamente ponte a pensar, el día de mañana el doctor te dice, ‘’tienes cáncer’’ ¡Por Dios!, si no estás firme, te puedes caer de la impresión.
La postura más común que toman estas personas es: ‘’me voy a morir, ¿para qué sigo luchando?’’, probablemente tengan razón, se van a morir en algún momento, pero, ¿qué pasa si todavía no es el momento?
Las personas gravemente enfermas, se sienten tristes, y se sienten solas, pues nadie puede comprender su dolor tan profundamente como ellas, o como quienes tienen sus mismos padecimientos, y esto puede llegar a conducir a un problema mental de los que ya hablamos anteriormente. No solo existen esos dos, no, hay muchos más, pero estos son los más comunes, y de los cuales ni ustedes ni yo, estamos exentos de padecer.
¿Se imaginan sentir soledad, tristeza, enojo, culpa, vacío, impotencia, debilidad y cansancio, sudoraciones, temblores, preocupación y nerviosismo, y sumar a esto toda clase de dolor y malestar que pudiera causar cualquier enfermedad?, te aseguro que cualquiera de nosotros preferiría tirar la toalla de una vez en ese preciso momento.
Bueno, así deben sentirse estas personas que están pasando por esto ahora mismo. Qué bueno sería que nos hagamos empáticos con este dolor, que no solamente es físico, sino que también es mental.
Ernest Hemingway dijo: ‘’El mundo rompe a cualquiera. Muchos se hacen fuertes en los sitios rotos. Pero los que no se rompen mueren’’.
Interpreta esta frase como tú quieras, pero yo te digo hoy: aprende a moldearte de la forma en que seas fuerte para enfrentar eso que te aqueja, porque si no, podrías no ser capaz de atravesar esta prueba. Sé fuerte y valiente, no estás solo, no te dejes vencer por todo lo que tu mente crea.
Paola Michelle Arita Henríquez. Licenciada en Psicología.