Vello corporal, acné y oscurecimiento de la piel en mujeres jóvenes, ¿tienen relación con la obesidad?

En los últimos años, la prevalencia de la obesidad se ha triplicado, las cifras en el 2018 indicaban que hasta el 39% de la población mundial mayor de 18 años tiene sobrepeso y el 13% tiene obesidad. Posterior a la pandemia varios estudios norteamericanos y en América Latina demuestran que las adolescentes tuvieron una prevalencia de sobrepeso y obesidad de 35.8%, y los hombres adolescentes del 34.1%, todo ello secundario a factores como el distanciamiento, el sedentarismo y la ansiedad que les hacía ingerir mayores cantidades de alimentos. De esta manera, entender la relación entre la piel y las alteraciones del peso es importante para el diagnóstico temprano y el tratamiento de sus complicaciones.

Es fundamental que, entendamos que las alteraciones dermatológicas en mujeres obesas están directamente relacionadas con la edad de inicio y la cronicidad de la obesidad. La dermatosis más frecuentemente observada es la acantosis nigricans, se describe hasta en un 66% de las pacientes con obesidad y su presencia es directamente proporcional al grado de obesidad; se presenta como parches o placas aterciopeladas y oscuras, en ocasiones de superficie gruesa y áspera, de forma bilateral y simétrica. Se localiza a predominio de axilas, la cara posterior del cuello, debajo de las mamas, áreas de flexión de las extremidades superiores e inferiores, el ombligo, los codos e incluso en el rostro. Actualmente, se considera a la acantosis como un marcador cutáneo de resistencia a la insulina e hiperinsulinismo.

La obesidad genera una producción excesiva de hormonas como los andrógenos por los ovarios (hormona con mayor presencia en el sexo masculino), que está relacionado con la hiperinsulinemia y que, además, condiciona al acné con mayores brotes de lesiones inflamatorias (lesiones con pus y nódulos), con distribución en todo el rostro, la zona de la barba, cuello, así como en el centro del pecho, hombros y espalda.

De igual manera, la producción excesiva de andrógenos provoca que en la mayoría de mujeres obesas se presente hirsutismo (aumento de la cantidad y engrosamiento del vello corporal en la mujer con patrón de distribución masculina). Se puede observar también que las mujeres jóvenes obesas presentan trastornos menstruales con ciclos irregulares, cortos, e incluso anovulatorios.

La presencia de los hallazgos antes mencionados, además de piel seca, fibromas blandos (pequeñas extensiones de la piel en zonas del cuello pliegues), estrías por el estiramiento de la piel al engordar, sudoración excesiva, antecedentes familiares de obesidad o enfermedades metabólicas como diabetes, deben motivar al paciente a una consulta temprana y al examinador a evaluar factores de riesgo tales como: ambientales, educación en casa, presencia de padres obesos, hábitos de vida, actividades al aire libre o ejercicio y el tipo de comida; a fin de realizar un diagnóstico temprano y un tratamiento multidisciplinario para el beneficio de nuestras mujeres jóvenes.

Dra. Katia María Parada Cunza. Dermatóloga.