Los momentos en familia y su relación con los hábitos del niño.

Quiero dar inicio con esta frase de Brad Henry que dice, “Las familias son la brújula que nos guían. Son la inspiración para llegar a grandes alturas, y nuestro consuelo cuando ocasionalmente fallamos”.

En la familia se comparten lazos estrechos, momentos y sucesos; se aprenden las bases del comportamiento que definen buena parte de los hábitos para el resto de la vida.

Una familia sana es una pieza clave para el desarrollo de una sociedad; dedicar al niño el tiempo suficiente, con calidad, favorece a largo plazo mejorar la salud mental de los mayores; y es que la vida es un ciclo dinámico que evoluciona con el tiempo, depende de varios factores, pero las bases se sientan desde pequeños en el hogar.

La comida es imprescindible para la supervivencia, el ejercicio es básico para mantener un cuerpo sano, el descanso es necesario para la reparación celular, todos estos hábitos son aprendidos en la familia; muchas veces transmitidos de generación tras generación, como el caso de algunas familias, donde el abuelo gusta por un deporte y sus nietos también, siendo parte de una línea de afinidad familiar.

Se debe tomar consciencia que, si queremos niños saludables y educados, los padres deben asumir la responsabilidad como tomadores de decisiones y como los verdaderos influenciadores de estos niños; no se puede esperar todo de la escuela, es en casa donde inicia el aprendizaje.

La estructura familiar y la cercanía entre familiares, afecta directamente el desarrollo de hábitos alimenticios, creando una rutina sana familiar se desarrollan diferentes aptitudes y cualidades en los niños; como, por ejemplo, dedicar sumo cuidado a la comida en casa, un estudio realizado en la Universidad de Queen (Kingston, Canadá), afirmó que los niños que comen en familia desarrollan menos problemas emocionales y de conducta, disfrutan de una mayor sensación de confianza en la adultez.

La mesa del comedor es, desde una perspectiva holística, un lugar de enriquecimiento, comunicación y aprendizaje, tanto de los modales como del valor de los alimentos; reconociendo desde la importancia de tomar bien el tenedor, hasta de apreciar el origen y la calidad del alimento que lleva a su boca.

Los fines de semana se transforman en los días para compartir más tiempo con la familia, seleccionar buenas actividades para la recreación es tan importante, como escoger qué alimentos compramos en el supermercado, haciendo a los pequeños partícipes de todas las actividades para desarrollar capacidades de selección asertiva. Dedicar un par de horas de actividad física en familia, ya sea: salir a caminar, montar bicicleta, jugar en el patio o salir al parque, es mucho mejor que gastar horas sentado frente a una consola de videojuegos o el celular.

Las rutinas en familia crean hábitos en la niñez, si bien es cierto se requiere de paciencia y trabajo en equipo para permitir que los niños exploren sus talentos y capacidades; mientras más costumbres positivas sean parte de la rutina, mayores son las posibilidades de éxito en lo que se propongan.

Wendy Melissa Osegueda de Del Cid. Nutricionista dietista.