El humo ambiental y su impacto en la niñez.
¿Sabías que el medio ambiente tiene una gran influencia en la salud de los niños, y es de gran interés en la medicina?
Comencemos hablando de los contaminantes, estos son sustancias tóxicas que pueden afectar la salud de las personas y principalmente la de los niños; los contaminantes se clasifican como contaminantes de consumo voluntario y contaminantes del medio ambiente, aunque ambos son importantes, en este artículo me gustaría centrarme en las sustancias tóxicas de consumo voluntario, entre ellas las sustancias de abuso como el tabaco, el alcohol y otras drogas, siendo el tabaco la mayor carga contaminante al medio ambiente y la salud, le daremos la debida importancia en este artículo enfocado en la salud de los niños; sin olvidar los contaminantes ambientales que pueden afectar la salud en etapas muy tempranas de la vida, y que son difíciles de controlar para las personas, como la contaminación del aire, la contaminación del agua, los productos químicos, las radiaciones, y otros contaminantes que pueden afectar etapas como la preconcepción, el embarazo, la niñez y también la pubertad al afectar las células en crecimiento y desarrollo. Se ha demostrado que la contaminación del aire, tiene efectos adversos en la salud. Incluidas las enfermedades cardiorrespiratorias y la mayor probabilidad de cáncer.
Como dije antes, le daremos importancia a los contaminantes voluntarios, que son los que se consumen a pesar de conocer el alto riesgo para las personas; el contaminante de mayor preocupación es el humo ambiental producido por los cigarrillos. El consumo de tabaco prenatal y también el consumo de alcohol se consideran entre las principales causas del retraso del crecimiento fetal intrauterino; es decir, los niños nacen con bajo peso y algunos incluso con déficit cognitivo.
El consumo de tabaco es un hábito muy perjudicial para la salud con muchas consecuencias: provoca el 30% de las muertes por cáncer y triplica el riesgo de enfermedad cardiovascular. Bebés, niños y adolescentes que están expuestos al llamado ‘humo pasivo’ y se convierten en fumadores pasivos; sí, un fumador pasivo que por concepto es aquel que involuntariamente inhala el humo que exhalan las personas cercanas que fuman y también el humo que sale de la punta de un cigarrillo encendido que se está consumiendo.
En el humo del tabaco hay más de cuatro mil sustancias químicas, tóxicas y muchas de ellas cancerígenas. Los no fumadores que respiran humo de segunda mano reciben nicotina y sustancias químicas tóxicas de la misma manera que los fumadores activos. Por lo tanto, solo la exposición a este humo afecta gravemente sobre todo la salud de los bebés y niños que conviven con un fumador, ya que sus pulmones aún están en desarrollo, por ejemplo, los niños que están en ambientes donde hay humo tosen más y padecen más de enfermedades respiratorias. En concreto, unos 65,000 niños mueren cada año a causa de enfermedades provocadas por el humo del tabaco, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Si eres padre, debes saber que no existen dosis seguras de consumo de tabaco, por lo que la recomendación es tolerancia cero.
Una de las consecuencias más alarmantes del humo de segunda mano en los bebés es el aumento del riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante. Nadie sabe exactamente qué causa el síndrome de muerte súbita, pero los bebés que están expuestos al humo de segunda mano tienen más probabilidades de morir que los bebés que no están expuestos. Los bebés también tienden a enfermarse más de neumonía y bronquitis.
A medida que los niños crecen, las personas expuestas al humo de segunda mano contraen resfriados e infecciones como la neumonía con más frecuencia y tardan más en recuperarse. También pierden más días de escuela, debido a las muchas complicaciones respiratorias al año. Los niños con asma corren aún más riesgo porque el humo de segunda mano conduce con más frecuencia a ataques de asma graves.
Por otro lado, durante el embarazo se recomienda que toda la familia incluyendo padre, madre y cuidadores dejen de fumar. Esto se debe a que fumar durante el embarazo tiene consecuencias para el feto: aumentan los abortos espontáneos, los partos prematuros y el bajo peso al nacer, afecta el desarrollo cerebral del bebé y también es un factor de riesgo para el síndrome de muerte súbita del lactante. Los recién nacidos expuestos al humo del tabaco sufren afectaciones en su sistema inmunológico, desarrollan más infecciones respiratorias y son propensos a resfriados, otitis media aguda, asma o neumonía. La nicotina inhibe la producción de prolactina, que es la hormona que regula la leche materna. Además de la nicotina, también hay niveles más altos de cadmio, mercurio y otros metales pesados en la leche materna de las mujeres fumadoras, así como niveles más bajos de proteínas, vitaminas A, C y E y otros antioxidantes.
Los niños expuestos al humo del tabaco tienen mayor riesgo de desarrollar asma, el asma es la primera causa de ingreso hospitalario en niños y la primera razón de ausentismo escolar por enfermedad crónica. La exposición al humo ambiental en la infancia provoca un aumento de la frecuencia de los ataques de asma hasta en un veinte por ciento, además de otros síntomas del asma, como tos nocturna, menor resistencia al ejercicio, etc.
En la misma línea, me gustaría enfatizar el tabaquismo ambiental. El tabaquismo ambiental consiste en la exposición a sustancias nocivas del humo del tabaco en no fumadores. Se puede clasificar en dos tipos; tabaquismo secundario y tabaquismo terciario.
El tabaquismo secundario es el que se produce en los no fumadores al inhalar el humo que desprende la punta encendida del cigarrillo o el exhalado por los fumadores.
El tabaquismo terciario es el que se produce en los no fumadores al inhalar, ingerir o entrar en contacto a través de la piel con partículas residuales que quedan en el ambiente cuando el cigarrillo ya se ha apagado.
Se ha visto que la exposición de los niños a las sustancias derivadas del tabaco es entre 5 y 7 veces mayor en los padres que fuman fuera de casa que en los no fumadores. La exposición aumenta entre 3 y 8 veces si fumas dentro de casa respecto a los que fuman fuera y hasta 23 veces si fumas dentro del vehículo familiar.
Un fumador también transmite nicotina a su bebé a través de su piel, su ropa y sus pertenencias. Los bebés que duermen con padres fumadores tienen niveles de nicotina hasta tres veces superiores a los que lo hacen en otras habitaciones debido al llamado ‘humo de tercera mano’, que es el que queda adherido a la piel o la ropa del fumador.
Así, la costumbre de muchos padres de salir al balcón a fumar y luego recoger a su bebé es sumamente dañina. Se han llevado a cabo cultivos de células de piel de bebé y se ha encontrado que la composición celular, la estructura y las propiedades de su tipo de piel se han visto afectadas negativamente.
Los niños pasan mucho tiempo en el domicilio y tienden a estar más tiempo en suelos y alfombras en contacto con las sustancias depositadas en ellas. Los lactantes además de inhalar estos tóxicos pueden ingerirlos por su tendencia a chupar todo para descubrir y experimentar con su entorno. En diversos estudios se ha objetivado que los niños expuestos al humo del tabaco eliminan en orina sustancias derivadas del mismo. Además, los niños que conviven con adultos fumadores acaban siendo fumadores en la edad adulta mucho más que los que no están expuestos a esta influencia.
Para proteger a nuestros niños, aquí hay algunas recomendaciones:
No permita fumar dentro de la casa. Incluso si fuman al salir a la calle, lejos de otras personas, el humo permanece en el aire durante horas después de apagar un cigarrillo. Por lo tanto, si una persona fuma sola en una habitación, otras personas inhalarán el humo.
Además, el humo impregna la ropa, los muebles, los juguetes y las alfombras. Este humo de “corriente terciaria” no se puede eliminar fácilmente con agua y jabón. Los niños que tocan superficies con humo de corriente terciaria absorberán sustancias químicas peligrosas a través de la piel y las inhalarán hacia los pulmones. Si han fumado, los fumadores deben lavarse las manos y cambiarse de ropa antes de levantar o abrazar a un niño.
No permita fumar en un automóvil con otras personas.
Si alguien fuma cerca de su hijo, no dude en pedirle que deje de hacerlo.
Si fuma, intente dejar el hábito. Si hay otros fumadores en la familia, ofréceles apoyo para ayudarlos a dejar de fumar. Dejar de fumar no es fácil porque los cigarrillos son altamente adictivos. Pero hay muchos grupos de apoyo y programas para dejar de fumar que pueden ayudar a las personas a dejar el hábito.
Finalmente, puede sacar sus propias conclusiones ahora que sabe que fumar cigarrillos y el uso de cigarrillos electrónicos son la principal causa de muerte prevenible y son responsables de muchas enfermedades. Los cigarrillos y los vapeadores están llenos de tabaco, nicotina y otras sustancias químicas nocivas, las cuales pueden dañar todos los sistemas del cuerpo y provocar problemas de salud a largo plazo, asociados con la diabetes, problemas en las articulaciones como la artritis y problemas de la piel como la psoriasis. Las mujeres que fuman pueden tener más dificultades para quedar embarazadas y la salud del bebé puede verse afectada.
En definitiva, considero importante brindarte algunas recomendaciones si al leer este artículo decides dejar de fumar y buscar ayuda: haga cambios en su estilo de vida, realice más ejercicio, camine o ande en bicicleta. El ejercicio ayuda a aliviar la necesidad de fumar.
Establezca metas para dejar de fumar a corto plazo y recompénsese cuando las alcance. Todos los días, ponga el dinero que normalmente gasta en cigarrillos en un frasco. Luego gaste ese dinero en algo que le guste. Trate de no pensar en todos los días que vendrán, tome las cosas un día a la vez, busque ayuda.
Dr. Ottoniel Sánchez Murgas./Doctor en Medicina/ coordinador del programa Hábitos Saludables en Fondo Solidario para la Salud (Fosalud).