Prevención y promoción de la salud desde la infancia.
Prevención y promoción de la salud desde la infancia.
“En 50 años no vamos a poder pagar los impactos de los problemas cardiovasculares de la población”, es la apreciación del Dr. Valentín Fuster, cardiólogo, creador de la Fundación internacional SHE (Science, Health and Education), una alternativa que nace con el propósito de hacer frente a este panorama tan preocupante. Por lo que es imprescindible trabajar en la prevención para lograr la reducción de riesgos en la sociedad y disminuir el impacto de las enfermedades cardiovasculares.
Está bien demostrado que, el principal factor de riesgo cardiovascular es la obesidad y sus factores asociados como la diabetes y la hipertensión, fruto de una alimentación inadecuada y de bajos niveles de actividad física. Las adicciones al alcohol, tabaquismo y otras drogas también son importantes factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular.
Por lo cual, el Dr. Fuster creó el Programa SI! (Salud Integral), uno de los retos más importantes de la Fundación SHE. Se trata de un programa de salud que abarca desde el segundo ciclo de educación infantil hasta el final de la secundaria, con un eje central: conseguir un cambio de actitudes que se traduzcan finalmente en la adopción de hábitos saludables que persistan en el tiempo.
“Las intervenciones que se aplican en el sistema escolar son económicas y fáciles de implementar, con el objetivo de promover conductas saludables entre los niños y reducir sus factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares en el futuro”, explica el Dr. Fuster. “Los resultados de este nuevo proyecto demuestran que la intervención temprana es efectiva en niños en edad preescolar. Pero, además, este programa también puede promover conductas saludables entre sus padres, madres y profesores, y tener un impacto de mayor alcance”.
La población involucrada es predominantemente afroamericana y latina, grupos que experimentan un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, en los que se trabajan cuatro áreas directamente relacionadas: alimentación, conocimiento del cuerpo y corazón, actividad física y gestión emocional; el Programa SI! (Salud Integral) se centra en los niños y niñas en edad escolar entre las edades de 3 a 16 años, ofreciéndoles actividades de aula y en familia, es decir, en su entorno inmediato; además de formar a maestros y profesores, fomentando un ambiente escolar saludable.
Para este programa se evaluaron un conjunto de elementos: el ambiente escolar y los conocimientos, actitudes y hábitos cardiosaludables de las familias, profesores y los alumnos. Además, se midieron una serie de parámetros de salud cardiovascular en los niños y niñas como la presión arterial, el perímetro de la cintura, la talla, el peso y los pliegues de grasa subcutánea.
Se asignaron 3 grupos de población: niños de 3 a 6 años (etapa infantil), niños de 6 a 12 años (escolar) y niños de 12 a 16 años. Cada uno se trabaja con diferentes actividades que se adaptan a la edad y al nivel cognitivo de cada grupo.
El programa identifica 3 aspectos que influyen para que los hábitos de vida saludable se consoliden:
El juego.
Es la principal actividad a través de la cual el niño/a lleva su vida durante los primeros años de edad. A través del juego, investiga y observa todo lo que está relacionado con su entorno, de forma libre y espontánea; relaciona sus experiencias a otras y así adquiere conocimiento.
A pesar de que muchos adultos y padres de familia puedan considerar el juego como una actividad de distracción y poco compromiso, este implica una serie de procesos que contribuyen al crecimiento integral del pequeño.
El amor y su expresión física.
Las demostraciones de afecto (caricias, sonrisas, abrazos, miradas, gestos, etc.), ayudan en los primeros años de vida a que los niños se sientan seguros, queridos y pertenecientes a un grupo.
Los comportamientos y estados de ánimo de los niños pequeños están controlados por las emociones, que en estas edades son especialmente inestables. A medida que crecen adquieren un mayor control sobre ellas, gracias en parte a la acción de los adultos.
Los beneficios de la alimentación variada.
Los años preescolares son una etapa crucial para enseñar a los niños hábitos alimenticios saludables que permanezcan durante toda la vida. Entre los 2 y los 5 años de edad, los niños comienzan a desarrollar preferencias alimenticias y sus cuerpos cambian rápidamente: mejoran el control físico, las destrezas motrices, el equilibrio y sus músculos se fortalecen.
Los resultados del proyecto demostraron una mejora de forma significativa en el grupo de alumnos que recibieron el Programa SI!, siendo el componente de actividad física donde más diferencias se encontraron, también se observaron en marcadores directamente relacionados con la incidencia de obesidad infantil, como el perímetro de la cintura o el porcentaje de grasas.
Si bien todo este esfuerzo ha dado sus frutos, para los profesionales es un ejemplo y un reto a implementar y extender a los 20 años, para corroborar si esas conductas inculcadas en la edad más fértil perduran cuando sean adultos. En un mundo donde se gastan millones en alargar la vida y en tratar la enfermedad, necesitamos estar firmes, convencidos de que “hay que parar ese gasto”, y poner el acento en la “prevención y promoción de la salud desde la infancia”.