La decisión que cambió mi vida. 

Desde pequeña he visto a mi papá y mamá cuidar de su salud al ir a sus chequeos médicos constantemente, cuidar lo que comen y hacer ejercicio a diario.

Este ha sido el pilar en mis hábitos de salud aunque no siempre ha sido así. Desde pequeña mis padres me inculcaron comer saludable e incluso fui a varias nutricionistas, que a mi corta edad de 8 años lo único que se lograba era que no quisiera comer saludable. Al contrario, al llegar al colegio lo primero que hacía era intercambiar mi comida porque por alguna razón siempre sentía que lo hacía por alguien más y no por mí. Me ha llevado varios años entender que cuidar de mi salud es por mí y para mí y nadie más.

Decidí cambiar mis hábitos de salud hace exactamente un año y cinco meses viviendo en Estados Unidos, el país con más obesidad en el mundo. Muchos me han preguntado cómo es posible que viviendo en Estados Unidos he logrado comer saludable, hacer ejercicio a diario, bajar de peso y estar bien de salud. Mi respuesta a esto ha sido sencilla. Es cierto que en Estados Unidos hay mucha comida rápida, y todo es conocido como XXL (extra extra grande) en cuestión a las porciones que se sirven en los restaurantes, pero así como hay toda esa comida también está la comida saludable e incluso venden comida congelada como arroz de coliflor, papas de camote, y otro tipo de vegetales. Es decir, excusas hay muchas y siempre van a existir, pero el interés de comer los nutrientes que nuestro cuerpo necesita y cuidarlo debería vencer a todas las excusas.

Está comprobado que cuando uno come saludable tu cuerpo te responde de forma saludable. Hace unos años me negaba a ver que lo que necesitaba era cambiar mis hábitos alimenticios y el resultado era subir de peso, lo que me llevaba a tener un autoestima bajo, en ciertas ocasiones habían discusiones con mis padres ya que ellos se preocupan por mi salud y muchas veces recalcaban lo importante que es hacer ejercicio, comer bien y cuidarse. Para mí ha sido importante entender que no todos tenemos el mismo cuerpo y que unos tenemos que cuidar más que otros los hábitos alimenticios. Cuando estaba en el colegio solía ver amigas que comían mucha comida chatarra y nunca había un resultado externo al respecto por lo que yo también quería comer como ellas, aunque claro, mi cuerpo reaccionaba de forma distinta. No todos somos iguales, todos somos únicos y reaccionamos de forma distinta, es por eso que cada quien debe de cuidar su cuerpo de la forma que sea eficiente y sana. 

Como mencionaba anteriormente hace un año y cinco meses, cambie la perspectiva de mi salud  e introduje un hábito de ejercicio. Al principio, me deshice de 15 libras y luego las volví a subir en cuestión de poco tiempo en ese momento decidí acudir al endocrinólogo, ya que no había explicación alguna a pesar de mis esfuerzos del por qué no bajaba de peso e incluso aumentaba.

Yo le  agradezco a mis padres por haberme brindado la ayuda de acudir al médico, donde logré entender mi problema metabólico, que ahora he podido controlar y me he deshecho para siempre de mucho peso. Es normal que a los  jóvenes no nos guste que nuestros padres nos digan qué hacer o que nos aconsejen en ciertas ocasiones, es más nos molesta o lo tomamos a mal. En mi caso si no hubiese sido por ellos, posiblemente hubiera seguido aumentando de peso y hubiera visto consecuencias negativas en mi salud.

He tenido el ejemplo de mis padres desde pequeña de cuidar mi salud y ha sido en un buen momento para empezar este estilo de vida saludable que será para toda mi vida. Es importante ponerse metas y tratar de conseguirlas, en el caso de la salud es de llegar a la meta y crear hábitos. Más bien aferrarse a ellos y seguir adelante, nuestro cuerpo nos lo agradecerá más adelante, ya que jóvenes no seremos toda nuestra vida. Las decisiones que tomemos en nuestra juventud pueden perjudicar nuestro futuro; por ello, animo a que las decisiones en cuanto a nuestra salud sean prioritarias y sostenibles.