Previendo la obesidad desde la niñez y la responsabilidad que tenemos los padres

Como padres tenemos la gran responsabilidad de cuidar de nuestra salud y velar por la de nuestros hijos.  Debemos entender que somos modelos a seguir para ellos y a menudo sujetos de admiración, por lo que si en la interacción directa con nuestros hijos, practicamos buenos hábitos de alimentación y un estilo de vida saludable  (ejercicio, recreación, descanso,  lectura, etc.),  seguramente ayudaremos a que se mantengan en un peso adecuado y evitar así,  que desarrollen  sobrepeso y obesidad durante la niñez y adolescencia, con todas las consecuencias que esto produce a su salud.

El sobrepeso y la obesidad infantil, es un problema real en El Salvador.

El sobrepeso y obesidad en la infancia se ha convertido en un problema de salud pública a nivel mundial, dado que la cantidad de niños afectados se ha multiplicado en los últimos 20 años y El Salvador no es la excepción.  El Programa Mundial de Alimentos (PMA), según encuesta realizada en El Salvador en el 2016, informa que existe un incremento de niños con sobrepeso a escala nacional debido a los malos hábitos de alimentación que los padres les dan a sus hijos, sobre todo en las zonas urbanas donde es más accesible la llamada “comida chatarra”.  En este censo, se estudió a niños de primer grado de siete a ocho años, encontrando que el 30 % de niños pesa más de lo que debería (17 % con sobrepeso y un 13 % por obesidad). Entonces, según el PMA en El Salvador 3 de cada 10 niños entre 7-8 años sufren de sobrepeso y obesidad. 

Por otro lado,  en el 2016 el  Centro Cardiometabólico (CCM), realizó un estudio que involucró a estudiantes de un colegio capitalino, donde pesamos y tallamos a  1353 niños y adolescentes  con edades de 4-19 años, 56% hombres y 44% mujeres;  y encontramos que un 44% de niños pesan más de lo que deberían (20% sobrepeso y 24% obesidad) en esta población estudiantil urbana.

 

¿Cómo puedo saber si mi hijo o hija tiene exceso de peso?

Los niños crecen a diferentes ritmos y en diferentes momentos. Además, la cantidad de grasa corporal de un niño cambia con la edad y es diferente entre niñas y niños.  A simple vista, los padres no podemos determinar el exceso de peso de nuestros hijos y debemos auxiliarnos de un  profesional de la salud para calcular el índice de masa corporal (IMC), que es una medida del peso del cuerpo con relación a la altura. La calculadora del IMC usa una fórmula que proporciona un resultado que sirve para saber si una persona pesa menos de lo normal, tiene un peso saludable o si tiene sobrepeso u obesidad. El IMC de los niños es específico a la edad y el sexo, y se conoce como el “IMC por edad”.

Los médicos usamos estas tablas de crecimiento para seguir el peso de un niño según la edad y género. Las tablas usan un número llamado percentil para mostrar cómo el IMC de su hijo se compara con el IMC de otros niños. Las categorías principales de IMC para niños y adolescentes son: peso saludable (percentil 5 a 84),  sobrepeso (percentil 85 a 94) y obesidad (percentil 95 o mayor).

 

¿Qué podemos hacer los padres para prevenir obesidad en nuestros hijos?

Los padres debemos fomentar en los niños y la familia cambios en el estilo de vida y practicar hábitos saludables, a través de pasos sencillos como:

1) Ser un buen ejemplo a seguir: si los hijos nos ven inactivos y alimentándonos  de forma incorrecta no estamos siendo un buen modelo en el cual reflejarse y por ello, debemos consumir alimentos y bebidas saludables y elegir pasatiempos activos. Los niños aprenden rápido y a menudo imitan lo que ven.

2) Hablar con los hijos sobre lo que significa ser sano y cómo tomar decisiones saludables: debemos explicarle a nuestros hijos cómo la actividad física (1 hora diaria de ejercicio, deportes, etc.), los alimentos (frutas, verduras, granos enteros, carnes magras, pollo, mariscos, huevos, quesos, requesón, etc.) y bebidas (agua, lácteos, etc.) pueden ayudarles a  que sus cuerpos estén fuertes  y  se mantengan saludables.  Además, debemos hablarles de como tomar decisiones saludables en la escuela, casa de un amigo o cualquier sitio fuera del hogar (evitar bebidas alcohólicas, gaseosas, jugos  artificiales, comida chatarra, etc.).  Asegúrese de que su hijo duerma lo suficiente, algunos estudios relacionan el exceso de peso con no dormir lo suficiente en niños y adultos.

3) Compartamos hábitos saludables en familia: es importante compartir la mesa con los hijos al menos una vez al día,  tanto para controlar lo que comen como para hacer de la hora de la comida un momento agradable y relajado. Las investigaciones han demostrado que los niños que comen con los padres consumen alimentos más sanos.  Los padres debemos orientar a los niños a repartir su tiempo en tiempo de estudio, tiempo de relajación, y tiempo de juego evitando el ordenador o la televisión y estimulando los juegos de grupo que impliquen gasto energético.

4) Hacer de la alimentación y la práctica de ejercicio físico algo divertido: los niños deben participar en la elaboración de las comidas, montar la mesa, ayudar con las compras, colocar los alimentos en la despensa o refrigeradora, etc.  Además, podemos involucrarlos en encontrar formas divertidas y creativas de practicar ejercicio en familia, como bailar al aire libre, montar bicicleta, caminatas, carreras, practicar deportes,  etc.

 

¿Qué consecuencias produce la obesidad en los niños?

A los niños debemos concientizarles sobre los riesgos del sobrepeso y obesidad, aunque lo mejor es  buscar ayuda profesional,  para evitar caer por inexperiencia en un enfoque centrado en el peso e incluso hasta trastornos alimentarios.

En realidad, los riesgos son muchos. A corto plazo, la obesidad infantil aumenta el riesgo de asma, alergias,  trastornos del sueño y problemas mecánicos  en articulaciones.  A largo plazo, el riesgo de síndrome metabólico, diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer, artrosis, etc.

 

Conclusiones:

  • El sobrepeso y la obesidad infantil,  es un verdadero problema de salud para nuestras familias y el país.
  • Las autoridades de salud y los padres de familia debemos asumir una conducta proactiva en la prevención y control de este trastorno que daña el presente y futuro de nuestros niños.