Las tecnologías y la prevención de enfermedades cardiovasculares

En los últimos 25 años ha habido una evolución significativa en las técnicas de diagnóstico y de tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, ‘’la verdadera pandemia de nuestros tiempos’’,  y  la principal causa de mortalidad en el mundo con más de 17 millones de muertes, lo que supone un 30 % del total de muertes.  Modernas técnicas de imagen nos permiten entender este comportamiento epidemiológico,  aportando una serie de ventajas   pero además está la importante labor de los profesionales de la salud para evitar que se cumpla el preocupante pronóstico; aumento a 23 millones de muertes anuales para el 2030.

Para ello desde hace algunos años han surgido maneras de ir estudiando la enfermedad, por ejemplo, las calculadoras de riesgo cardiovascular, que son herramientas que usando algunos datos clínicos y de laboratorio de los pacientes, nos ayudan a predecir el grado de riesgo de un paciente de presentar un infarto, derrame cerebral y de muerte por causa de estos. Ahora estas app que están accesibles a todos en nuestros dispositivos electrónicos, y que nos ayudan de manera muy práctica a comunicar de una mejor manera el riesgo a los pacientes y aun de mayor relevancia el hecho que nos dan una guía de cómo tratar a nuestros paciente en materia de prevención.

Anteriormente las redes sociales, se habían considerado como una comunicación informal y sin impacto, sin embargo, ahora se han convertido en herramientas muy importantes en la divulgación de los contenidos científicos, tanto a médicos como a pacientes en particular. Twitter ha demostrado ser una herramienta útil para estar al día con las principales novedades científicas, de compartir casos y de estar en contacto con los pacientes y entre los médicos repartidos por toda la red. Esto aumenta la difusión y la visibilidad de sus contenidos a públicos más amplios. Ha sido tanto su impacto que se demostró que un artículo científico aumenta un 40% las probabilidades de ser leído,  comentado  y difundido entre los lectores, posicionándose así sobre mucha información no científica que comúnmente suele encontrarse en las redes.

La teleasistencia una tendencia ahora aplicable a cualquier paciente, por medio de dispositivos bajo la piel, recoge la información del paciente y por medio de internet lo transfiere al médico de manera periódica, permitiendo que el paciente acuda a sus consultas solo en caso de incidentes. Los nuevos dispositivos, como por ejemplo, la nueva generación de desfibriladores automáticos implantables, nos permiten establecer un control remoto de los pacientes y así evitar y tratar arritmias fatales.

Otro avance es el uso de holter implantable, un pequeño dispositivo de diagnóstico de arritmias colocado bajo la piel del paciente y a través del cual se detectan los impulsos cardíacos mediante electrodos; este graba continuamente el ritmo cardíaco de la persona y si el paciente experimenta un síncope (desmayo), debido a que la frecuencia cardíaca desciende por debajo de lo normal, el holter detecta y registra estos episodios y envía un mensaje al especialista y así hace un seguimiento continuo del paciente, se aplica un tratamiento adecuado y se previene la muerte.

En este sentido, se ha tratado de que  la investigación busque el  desarrollo de las técnicas de diagnóstico antes de que el paciente desarrolle la enfermedad, procedimientos  que no impliquen una cirugía e implementación de técnicas de imagen de última generación. Las estrategias de comunicación y divulgación son formas de alcanzar un mejor control de vía remota, todo con el firme propósito de disminuir la principal causa de muerte en nuestros países.

En fin las posibilidades que ofrecen la innovación y la investigación ayudan a combatir la principal causa de mortalidad mundial, pero, eso sí, la mejor forma de combatir enfermedades cardiovasculares es evitando que aparezcan.

El cuidado de nuestro corazón depende, principalmente, de nosotros; de nuestros hábitos: la práctica de ejercicio, mantener un peso adecuado, dejar de fumar y control adecuado de la presión arterial, de los niveles de glucosa y colesterol;  son pequeños pero valiosos gestos  para poner a punto nuestro motor vital.