Comer, no desperdiciar y ahorrar.

Nuestro mundo tiene una realidad bastante contradictoria, según la OMS, 462 millones de personas padecen desnutrición, mientras que 1900 millones padecen sobrepeso, si hablamos de los niños menores de 5 años, 52 millones padecen desnutrición desde leve a grave y 155 millones tienen retardo en su estatura; ambos cuadros nos hablan de malnutrición, se puede tener obesidad y a la vez malnutrición porque libras de más no simbolizan salud, eso lo tenemos bien aprendido ¿Qué hace tanta diferencia en algunas personas y en otras? Necesitamos revisar nuestras políticas personales de consumo y uso de alimentos.

 

¿Qué pasa en el mundo en relación al consumo y desperdicio de los alimentos?

Si decimos que hay por un lado obesidad y por otro desnutrición lo más lógico sería que no existiera el desperdicio de alimentos, pero también tenemos un dato sobre esto, se calcula que un tercio de los alimentos producidos se pierden o son desperdiciados, aproximadamente 1300 millones de toneladas al año de alimentos, esto se refiere a un mal embalaje, políticas inadecuadas de transporte, técnicas de recolección y también a la parte que en nuestros platos no es consumida y se termina botando. 

 

Contaminación ambiental y desperdicio.

Los alimentos que nunca se consumen también representan un desperdicio de recursos, como la tierra, el agua, la energía, el suelo, las semillas y otros insumos utilizados en su producción, lo que aumenta en vano las emisiones de gases de efecto invernadero. (FAO, 2019).

 

Comerse todo lo que está en el plato… ¡no se refiere a eso! 

Si bien es cierto que muchos de nosotros no somos agricultores o no somos dueños de granjas o campos donde se producen los diferentes alimentos, si podemos hacer algo contra la producción masiva y eso es evitar la compra excesiva. Muchas veces terminamos comprando mayor cantidad de alimentos de los que necesitamos en casa, al tener más alimento disponible la porción correspondiente a cada uno es mayor, en ese momento recordamos lo que se nos decía en la niñez: “Come todo lo que tienes en el plato, porque hay niños que padecen hambre y no es bueno desperdiciar” recordando esto, me pregunto, ¿dónde debe empezar la política de “cero desperdicios” en los hogares?, debe ser justo al momento de la compra. El movimiento en inglés “Think Eat Save” brinda muchas ideas para poder mantener una alimentación limpia, saludable y a la vez fomentar el ahorro; la palabra ahorro en el punto de alimentación solo se ve en función de obtener más por menos dinero, el problema es que a veces no utilizamos bien ese “más” que se supone nos permitió ahorrar y lo terminamos tirando, como sucede con tomates, pan, pollo, huevos, manzanas, bananos, etc. 

 

Presupuesto de alimentación

Son pocas las familias que deciden hacer un presupuesto y aún menos las que siguen el presupuesto pactado; aprenderemos como hacerlo:

  1. Tener un menú para la semana o para el tiempo que se decida planificarlo: este menú podemos hacerlo con la ayuda del diagrama del plato saludable y una lista de intercambios para no perder de vista que se hará un presupuesto siempre basado en las necesidades del organismo, nuevamente la guía de consumo de alimentos que nos sugiere pequeños cambios para comer mejor puede ser útil:

Más: frutas, hortalizas, legumbres, frutos secos.

Cambiar a: agua, alimentos integrales, aceite de oliva extra virgen, alimentos de temporada y proximidad.

Menos: sal, azúcares, carne roja o procesada y alimentos ultraprocesados.

  1. Redactar una lista de compras: tomando los alimentos que están contemplados en el menú.
  2. Cuantificar la cantidad de alimentos que se va a comprar: según los requerimientos de cada integrante de la familia para el tiempo establecido.
  3. Ojo con las ofertas: solo aprovechar las ofertas que impliquen ahorro en relación a la lista de compras.

 

Beneficios en salud cardiometabólica de evitar el desperdicio en casa:

  1. Mayor control de las porciones de alimentos que se consumen.
  2. Consumo de vitaminas y minerales de forma intacta al evitar recalentar y guardar.
  3. Menor necesidad de aditivos (grasa, sal, azúcares refinados) para mejorar el sabor de alimentos residuales.

 

¿Cómo ayudo a los que tienen necesidad?

Al inicio contrastamos con la malnutrición que no solo encierra obesidad y sobrepeso sino también malnutrición, ¿cómo ayudaremos a las personas que están en una situación que no les permite suplir sus necesidades?, el principio de tratar a los demás como nos gustaría ser tratados a nosotros debe imponerse, es decir, si sé que a mis hijos una bolsa de galletas ricas en azúcares refinadas, grasas saturadas, sal y otros ingredientes ultraprocesados no les hace bien, no debo procurar ese tipo de alimentos para los demás, por muy difícil situación económica que tengan, de manera que escogiendo alimentos naturales, de temporada, de buen valor nutricional, tanto para nuestro consumo como para los demás estaremos ayudando a reducir la demanda de productos no saludables y así también el desperdicio.